podria...pero con ese estres no!!
Podría decirte que hay quien confunde el cajón de mi ropa interior con la lengua de una geisha, o que cambié de planes para comerme a cucharadas el número dieciocho de la carta del Mandala. Podría hablarte de la médula espinal de los paraguas Quizá te contase la leyenda del hombre que se convirtió en fibra muscular, la teoría encendida de la luciérnaga apagada, y el cuento de la carne de aceituna de un olivo en la carretera. Descansaría siete segundos para beber un trago de licor de contrabando (directo desde buenaventura hasta la veleta incompetente de mi comisura), y (te) confesaría que (a mí) me gusta hacerlo a secas y enfrente de un espejo, y que odio la sopa. Te diría lo poco que me importa la huelga de transportadores, pues sólo desayuno flores de naranja y corazones que ruedan, solos, por la calle 7, de los ojos de buey (morados), del terremoto de Armenia, las plumas de las nubes y el distrito capital de mi cama. El sonido de las 6 letras de mi nombre o de la relación proporcional que existe entre los kilos de césped recién cortado y la intensidad del olor a sandía. Del síndrome del ascensor, de incienso de menta, del maullido de los perros. Te diría que el parqué derretido es una droga dura, que las cosas sí son lo que parecen, o incluso peor, que siempre quise tener un maestro de esgrima... Pero entonces, sabrías demaciado y con el dolor del alma tendria que matarte o peor aun tendria que hacer una pulsera con tus cuerdas vocales.
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