no siempre...DR!!
A veces te miro a los ojos y me pierdo. Me pierdo como una diminuta peca en el universo infinito que rodea a tu perfecta y pequeña nariz. A veces se me pierde el origen bíblico de las palabras, en el laberinto eléctrico que hay tras el ojo de buey que intuyen tus imperceptibles pupilas. Frenéticas pupilas. Buscando siempre ese no sequé que desencadene la combustión orgánica del roce de todo lo que duerme en su potencia. O simplemente cinco minutos para jugar a las palas en la arena, después de sumergirme en la piel de Belber Ying y flotar, tú, en el mar del Principito.
A veces me asusta tu bestial circuito, compuesto por infinitos microchips, que crean una aurora de luces rojas y azules en el techo de tu habitación. Cuando me tumbo a tu lado y rezamos juntos. Porque tú y yo rezamos. Porque yo te dije, callada, que Dios existe. Y tu me crees cuando duermes.
Y a veces, muchas veces, se me pierden las ideas, y se me vuelan las manos, mientras agarras con la derecha la cucharilla y te llevas a la boca yogur de melocoton. Saboreando cada cucharada. Despacio. Terminando antes que yo. Quedándote en la mesa marrón mientras preguntas claves tapaditas con un velo de falsas banalidades. Cuando me miras y sonríes guardándote en la manga diabólicas barbaridades.
Porque me pierdo siempre que vuelvo y mirándote fijamente a tus dos cuencos rebosantes de aceitunas negras, te abrazo y creo que el amor existe igual que Dios.
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