Días tostados como viejos metales
reconocí mis debilidades, ya deje las grotescas hipocresías, ahora ando por ahí sin frases analizadas, sin un guion, ahora soy capaz de llorar hacia afuera, hace unos días que me importa un poquito más que la vida me importe tan poquito, el bonsái que está en la ventanita de la cocina se murió y con el se fue el deseo estúpido de hacerme daño, ahora de nuevo me molestan las caras idiotas del bar... sería demasiado ingenuo pensar que permanecería ahí, la raicilla descompuesta que me atacaba sin consideración me lastima menos, entonces como esa era la única razón para comportarme como lo hacía me siento más tranquila, ya comprendí que no debí hacerme ilusiones, (no obstante me las hice) es indudable y muy simple, en mi corazón se esconde una terquedad y tú la conoces, pero es de pronto porque extraño esos días en que suplías aquellas carencias de afecto, tú lo sabes, tu presencia es lo único más constante que he tenido en los últimos tres años, repaso ahora las palabras dichas las que son ya recuerdo y digo, “algún gesto hubiera podido evitar algunas” y no lo hice, deje que se cumpliera ese destino fui prudente, fui clara te consta, eludí cualquier posibilidad de estigma, esquive tus dardos-palabras como pude, niño trate de que no caer ante la posibilidad de que pusieras orden a mi caos, me conmovía sentir que alguien se preocupaba por mí, yo estaré ausente por el resto de tu vida, lo tuyo no fue más que el fondo irrealizable de mis ilusiones.
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